Si hay una práctica artística difícil de definir es el arte de performance. O, como prefieren llamarlo muchos, arte de acción, "un género independiente y autónomo regido por sus propias leyes espacio-temporales". Así lo definen los organizadores de Acción!MAD10, el VII Encuentro Internacional de Arte de Acción que hoy inaugura un programa que se prolongará hasta el 20 de noviembre. Hasta entonces habrá más de una veintena de acciones en los espacios que serán sede de la cita: el Museo Reina Sofía, Matadero Madrid, Círculo de Bellas Artes, Off Limits y Universidad Nebrija (se puede consultar la programación en la página www.accionmad.org).
Como en otras ediciones, la mitad de la programación está dedicada al arte hecho por mujeres, un compromiso que se mantiene desde los inicios de Acción!MAD. Esta apuesta se justifica por la importancia que las mujeres artistas han tenido en este género desde que irrumpió en los años sesenta.
La programación incluye a artistas españoles como Isidoro Valcárcel Medina -premio Nacional de Artes Plásticas en 2007-, Concha Jerez y José Iges, Rosa Galindo, Rubén Barroso, María Cosmes o Ana Matey. Entre los artistas internacionales que visitarán Madrid figuran Marco Teubner (Alemania), Christopher Hewitt (Reino Unido), Elvira Santamaría (México), Essi Kausalainen (Finlandia), Sandra Johnston (Irlanda del Norte), Adina Bar On (Israel) o Zhou Bin (China).
Uso del cuerpo
Imposible de delimitar, el arte de acción es tan diverso como los creadores que lo practican. "Pienso en la performance como poesía visual, arte conceptual donde se presentan ideas de libre criterio, lo defino como arte sucio, contaminado, por tener correspondencias con cualquier cosa que el/la performer considere arte", explica Ana Oliva Higueras, una de las artistas programadas en el Círculo de Bellas Artes. La utilización del cuerpo -o del cuerpo en combinación con otros medios, como el dibujo o el vídeo- es un elemento común en el arte de acción. Es el caso de la finlandesa Kausalainen, que intervendrá en Off Limits: "En mi trabajo exploro el cuerpo / ser humano en relación al espacio que lo rodea. Me interesa la experiencia física de estar (el cuerpo como un espacio, el cuerpo como una acción, el cuerpo como una identidad)".
Esta es la información que hay publicada en el país sobre las performance y la charla a la que asistimos ayer.
No se que opináis vosotros pero yo me sentí igual que los que hace años criticaban las performances porque no las entendían. Yo desde luego no entendí nada, y volvemos a lo mismo de siempre, nos lo tienen que explicar para valorarlo positivamente.
Lo que no me gusto nada, y creo que no fui la única a la que disgustó, fue la charla que dio el artista valenciano, Llorenç Barber, sobre su hapenning de sol a sol. El se describe así mismo como compositor, instrumentista y musicólogo. Desde 1980 practica la voz difónica, la improvisación, la campanología, la música plurifocal, la poesía fonética y los conciertos urbanos. Hablaba del concepto de la música, y había partes que me parecieron interesantes (como el sentir la tensión cósmica) pero me lleve la sensación de ser un "pijo trasnochado". Me sentó fatal cuando habló de su proyecto, la vez que lo llevaron a cabo en Berlín, en el parque Tie Garten y criticaba que claro se llenaba de turcos merendando que le entorpecían con su "ruido". Me sentí como si me tomasen el pelo. La gente normal no tiene derecho a usar los espacios por que un "artista" pretende <<lanzar llamadas al echo, y entrar en trance con el cosmos>>. Lo siento, soy muy crítica con todo esto. Igual vosotros tuvisteis otra apreciación, si es así por favor contármela.
Yo también tuve la misma percepción, estaría bien que alguien nos lo explicara.
ResponderEliminar